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Literatura en MALBA
Encuentros con escritores

El futuro tan temido, ponencia de cierre del Congreso de Escritoras Latinoamericanas.
Buenos Aires, 2004.

Algunos párrafos:

Alguien dijo: Si ven al futuro, díganle que no venga. Si me permiten un comentario personal: prefiero darle la bienvenida cuando llegue, y hasta entonces, seguir ocupándome del mientras tanto.

Desde nuestro lugar de escritoras latinoamericanas -vivimos en países cuya mayor estabilidad es la inestabilidad-, resulta un verdadero desafío reflexionar acerca del Futuro que estamos pergeñando.

Al hablar de Futuro, el común denominador que atraviesan todos los sectores es la incertidumbre. Horada íntegro al conjunto social. Podemos llenar esta sala de preguntas, y también este Museo. En la Argentina, la mayoría de las editoriales quedó en manos extranjeras, ¿quién publicará nuestras obras? ¿Cuáles serán los criterios de elección? Ayer, en la mesa sobre Marginalidad y Creación, la colega dominicana, Ángela Hernández, mencionó el modo en que las grandes empresas, y los agentes literarios, están manejando las tendencias editoriales en los Estados Unidos. ¿La marginalidad es parte del Futuro? ¿Qué porción? ¿Qué parte? ¿El espacio abierto de la u? ¿O el círculo cerrado de la o? ¿Y cuál marginalidad? ¿Cuál es el destino de la lectura en una sociedad que se vuelca en masa a las convocatorias culturales, y que cada día tiene menos posibilidades concretas de comprar libros?

La Sociedad Argentina de Pediatría se pronunció a favor de que los médicos estimulen en los padres, como principio de salud, la inquietud por incentivar la lectura en los chicos. ¿Ese es el futuro? ¿Habrá que esperar a los nuevos lectores? ¿Y el mientras tanto?
No hay peor violencia cultural que el proceso de embrutecimiento que se produce cuando no se lee. Una sociedad que no alienta el desarrollo del pensamiento es culturalmente suicida. Pero, ¿de qué Futuro estamos hablando? Hace más o menos treinta años, algunos estudiosos anticipaban que cambiarían los hábitos laborales; decían que la gente pasaría más tiempo trabajando en su casa y que para comunicarse, no habría necesidad de salir a la calle. En mis tiempos de escuela secundaria mirábamos fascinados a esos profesores que anunciaban un futuro de computadoras que permitirían a gente de ciudades muy distantes, y de países lejanísimos, escribirse, escucharse -¡y verse!-, sin salir de su casa. En esos días, semejante propuesta sonaba a ciencia ficción. Hoy es nuestro estilo de vida.

Hace cuarenta años, los ‘60 se presentaban como un Gran Anuncio de Futuro. Sólo por mencionar una situación vernácula, el Instituto Di Tella era cuna y casa de la Creatividad. Al final de esa década, el hombre llegó a la Luna. Y la Tierra se vio de otra manera.

Hace setenta años, en los ‘30, Berni pintó su mural Manifestación, trabajadores pidiendo trabajo, gente del pueblo expresándose, en lucha contra los abusos y la miseria, por supuesto: otra clase de abuso. Y ese mural, expuesto en este Museo, resulta tan vigente que hace pocos días, un chiquito, al verlo, se detuvo y tironeó la mano de la madre que pasaba de largo ante esa obra; el nene gritó: ¡Mami, mirá! ¡Un cacerolazo! Para los tiempos de Berni, ese término anidaba en los pliegues del Futuro, igual que la Internet.

Como escritoras nos constituye la palabra: el lenguaje y su cuidado son nuestra materia prima en el trabajo diario. Escribir es, también, sin dudas, insistencia y resistencia activa, cotidiana y permanente contra el olvido. Y a favor de la memoria. Pasado contenido en el Presente que mira al Futuro.

Quizá, nuestro mayor desafío para abordar el Futuro resulte hacernos cargo del Presente, franja "heracliteana" que incluye todos los condimentos del pasado. Y contiene la incertidumbre del porvenir.

Martin Buber, (1878-1965), filósofo judío nacido en Austria, escribió: la fundamental tarea de todo hombre es la actualización de sus potencialidades exclusivas, potencialidades sin precedentes y nunca recurrentes, y no la repetición de algo que otro, aún el más grandioso, haya realizado.

[…] Cambiar el estado de las cosas implica mucho más que el mero reconocimiento de los hechos. Y de los deshechos. Y no me refiero a las cosas del Estado. Eso daría para otro Congreso, como mínimo.

La participación activa en todas las actividades que nos competen resulta un modo de hacernos cargo de este Presente que en el Futuro será Pasado. Y esa participación es importante dado que nos permite ocuparnos en conjunto en lugar de preocuparnos en soledad. Salir del aislamiento propio de la creación, para vernos las caras, conocernos y establecer en conjunto interrogantes, dudas, inquietudes, forma parte del camino activo de deconstrucción para la construcción. Incluir el Pasado con vistas al Futuro, con pies, cabeza y, si me permiten, alas, puestos en el Presente. Por eso, los marcos institucionales resultan de tanta importancia: no me refiero al orden establecido sino a los nuevos espacios de participación.

[…] La deconstrucción de la crisis, en su natural oscuridad, puede impulsarnos a conductas melancólicas. Sin embargo, tal como se dijo en otras ponencias, la marginalidad -y agrego-, la transgresión, también son nutrientes de Creatividad. Y la Creatividad es condición básica, no sólo para la literatura sino para la vida. Como en el Pasado, la pobreza, el hambre, la desocupación, la guerra y la violencia siguen vigentes. En este Tercer Milenio sumamos la manipulación de la información, aunque de nuevo tiene bastante poco, tal vez sólo estemos sumando nuevos soportes.

La pluralidad, la heterogeneidad, la otredad -en el sentido buberiano-, la diferenciación y la diversidad son aspectos esenciales para comprender los acontecimientos cotidianos, Presente ineludible.

Quizá la otra cara de la incertidumbre resulte la esperanza. Una esperanza activa, vital, dinámica, que estimule tanto el deseo como la acción. Y que incentive la coherencia, la ética y el respeto por la palabra. Respetar la palabra es respetar los hechos. ¿Acaso el mundo no empezó con el verbo?

Verbo y acción, dos caras del mismo universo.

En medio del caos, fuente de todo orden, y a pesar de los pesares, nosotras, escritoras latinoamericanas, nos reunimos, esta bella tarde de primavera porteña, a analizar las tendencias del tiempo por venir. El Futuro.

Alguien dijo: Si ven al futuro, díganle que no venga. Si me permiten un comentario personal: prefiero darle la bienvenida cuando llegue, y hasta entonces, seguir ocupándome del mientras tanto.

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